En marzo de 1938, con la llegada de otros cuatro Padres del Italia, la Comunidad de Buenos Aires está compuesta ahora por nueve sacerdotes y como superan las necesidades de la parroquia, se piensa desmembrarla y constituir otra en otro lugar.
Mientras se va a la búsqueda de un nuevo campo de trabajo, el P. Roque Longo se encuentra con Mons. Caggiano (foto), Obispo de Rosario, el cual al saber que pertenece a una Congregación misionera, exclama: “En mi diócesis, que tiene solamente Misioneros españoles, se siente una absoluta necesidad de Misioneros italianos. Me lo piden continuamente en mis visitas pastorales. ¿Por qué dos o tres de ustedes no se establecen en mi diócesis?”
“Excelencia, es necesario que hable con el P. General, actualmente de visita Canónica en Buenos Aires”, responde el Padre.
“Lo haré” dice el Obispo, y pocos días después va a la Comunidad y dirige personalmente el pedido al P. Mazza, Superior General.
Éste promete considerar su ofrecimiento y lo habla en la Comunidad. Encontrándolo factible, envía a Rosario a los Padres Roque Longo y Pellegrino Girolamo para acordar con el obispo el lugar dónde establecerse.
Terminado el encuentro con el Obispo, los Padres se aconsejaron con los Padres Redentoristas que los hospedan, y son exhortados a preferir Villa Cassini, porque, según su parecer, tendrá un gran desarrollo.
Los días siguientes van a visitar las tres localidades sugeridas por el Obispo, y eligen Villa Cassini donde, por ser cercana al Seminario, piensan poder fundar una Escuela Apostólica.
Al visitar e1 Seminario, encuentran al arquitecto del mismo y le piden que los asesore sobre la posibilidad de construir una pequeña Escuela Apostólica en el terreno contiguo a la iglesita de San Roque.
Con la opinión favorable del arquitecto, los Padres informan al P. General los motivos de sus preferencias por Juan Ortiz y éste, encontrándolos más que justos, no sólo comunica al Obispo la aceptación de Juan Ortiz.
El P. General envía al P. Pirozzi para regir la nueva Casa y parroquia de Juan Ortiz (hoy Capitán Bermúdez) en la provincia de Rosario.
Él obedece; pero sufren inmensamente los parroquianos de la Dolorosa, algunos de los cuales llegan a afirmar: “Si los Superiores no dejan aquí al P. Pirozzi, levantaremos barricadas”.
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